miércoles, 27 de febrero de 2013

Lectura 2.0

'No tienes una habitación con libros, tienes una biblioteca con cama' 
Mi padre dixit (y se aplica, por cierto, aquello de 'le dice la sartén al cazo...')


Y es verdad, a lo largo de los años he almacenado una buena cantidad de libros. Los muebles no han atendido a un criterio estético sino a su pragmática como lugar dónde habían de yacer aquellos. En los cambios de autores y argumentos se puede rastrear estratográficamente la historia de mis gustos y un poco la evolución de mi carácter. Siempre he pensado que no hay tiempo mejor gastado que el pasado en alguna librería hojeando páginas aún desconcidas, ni tiempo peor perdido que aquel en el que las obligaciones te hacen mirar con deseo un libro cerrado al que aún no puedes atender en condiciones.
Hoy no tengo una habitación que llenar de libros, tengo una casa entera; aunque ahora no son solo mis libros los que comparten espacio en las lejas. De nuevo los muebles crecen a razón de los libros que adoptamos. La mesa de estudio parece una sala Hipóstila en miniatura donde las columnas con los clásicos de retórica y argumentación hacen pareja con las de filosofía de la ciencia en un buen símil de la realidad de sus lectores. Nuestros e-readers coronan como extraños capiteles estas estructuras encuadernadas. E-book y book conviven en armonía, sin ánimo de conquista.
Sigo siendo una enamorada del papel no obstante, reconozco todas las virtudes del E-reader y hoy por hoy me resulta impensable renunciar a los ebooks. Y es que en el fondo la tinta y el papel, parecen destinados a dejar paso a una nueva forma de concebir la lectura. Me entusiasma la cantidad de libros a los que tengo acceso mediante la red, pero no puedo dejar de pensar lo efímera que se me ha vuelto la lectura. Antes los libros seguían allí en la estantería, ahora son archivos de una biblioteca virtual que ni me miran ni me traen recuerdos. Perdieron la utilidad los marcapáginas que jalonaban los pasajes que más me gustaron. Y aunque en número empiezan a ser más, en presencia son más pálidos.La tecnología está dando lugar a una nueva manera de concebir la lectura. No me atrevo a prejuzgar si será mejor o peor.
Ahora descubro 'Total Book' una web que te cobra el ebook por página leída. Se acabó el lamentar la inversión cuando al comenzar un libro descubrimos con rabia, que no era lo que esperábamos. A la par descubro una noticia (fake, lo siento), sobre un perfume con olor a libro, y se me ocurre pensar que tendría su buen número de compradores. La lectura puede ser 2.0 pero muchos lectores estamos aún adorando al MSDOS.



Desde donde escribo

4 comentarios:

  1. Los tiempos cambia, también los formatos. Pero estoy de acuerdo contigo: nada como el papel. En el ebook no se puede subrayar y eso hace más difícil la relectura, al menos para mí.
    Los libros siempre fueron parte de la decoración de mi casa y no me la imagino sin ellos. O sí, sería un lugar frío e inhóspito.
    Lo que leemos también es lo que somos. Nuestras lecturas dicen mucho de nosotros.
    Pd: me gusta la foto con la que acabas y la frase con la que empiezas. Toda una descripción de tu mundo.

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    1. Aunque se puede subrayar en los ebooks, coincido en que no es lo mismo. A mí lo de abrir el libro por varios sitios a la vez o echar una releída de una parte concreta del principio cuando ya vas llegar al final es una cosa que echo mucho de menos con el Kindle.
      Los libros son una de las partes que más hacen de una casa un hogar y sonunos chivatos, habland de la gente que allí vive :P

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  2. Te imaginas hecha realidad "Fahrenheit 451" (cargándose también los e-book que no existían en la época de la peli)… que susto!!.
    PD. Coeliquore, si que se puede subrayar en los e-book (por lo menos en el mío, un kindle de amazon)

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    1. Qué miedo! ni mentes lo del holocausto bibliográfico!

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